Hace unas semanas se celebró la última cumbre del G8. El chef Katushiro Namakura (el único cocinero japonés con estrella Michelin), preparó para los jefes de estado y sus parejas una cena compuesta por 19 platos que tenía hasta título: "Bendiciones de la tierra y del mar".
Pudieron comer maíz con caviar, salmón ahumado, sopa de almejas, congrio con azucenas, langostinos, rollitos de angula, cordero lechal... habían quedado para hablar del hambre de los negritos de África.
¿A esta gente no les da que pensar que cada vez que quieren reunirse para arreglar el mundo han de quedar, precisamente en el culo del mundo, para que no les hostien?
La próxima vez ni pancartas ni cánticos ni lemas. Propongo que en la próxima cumbre saboteen el servicio de cátering y contaminen el agua de su hotel de cinco estrellas (estaban en el hotel Windsor, con suites de hasta 8.800 euros noche).
Creo que a los que nunca hemos padecido el hambre (porque lo más que hemos tenido han sido ganas de comer) nos cambiaría bastante el punto de vista después de unos días sin menú "Bendiciones de tierra y mar" y cagándonos por la pata abajo por culpa del agua no potable.
Zapatero criticó la cena y dijo que "con un par de platos se come bien".
Suerte que nuestro presidente es socialista.
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